INMIGRACIÓN Y DERECHO DE RESIDENCIA

Ciudadanos Europeos en el Reino Unido.

Las consecuencias del Brexit sobre la inmigración son todavía desconocidas. Las declaraciones de los políticos Británicos que respectivamente apoyan o condenan el éxito del referéndum no ayudan a comprender que medidas urgentes serán tomadas para afrontar los próximos cambios.

Los 3 millones de ciudadanos UE que viven en el Reino Unido verán sus derechos afectados, pero es todavía demasiado temprano para decir cómo.

Sin duda, ir a vivir en el Reino Unido será más difícil para los nacionales europeos y la situación actual se irá a modificar en peor, ya que la limitación de la inmigración fue uno de los puntos centrales de la campaña a favor del Brexit.

Entonces, El derecho a residir, a trabajar, constituir y gestionar un empresa, a poseer una vivienda y el acceso a los servicios públicos y a la educación no son garantizados y serán objeto de las negociaciones a venir.

Los derechos de los inmigrantes comunitarios en el reino Unido no cambiarán inmediatamente, pero es aconsejable que los que quieren quedarse en el Reino Unido procuren documentación que acredite su derecho de permanencia, o apliquen para un documento de registración.

El “Tier 2 Visa”, un sistema similar a lo Australiano, ya existe y se aplica a los inmigrantes de fuera de la EEE. Esto podría ser aplicado también para los nuevos “irregulares”, por lo menos hasta que las autoridades no establezcan nuevas medidas. El sistema Tier 2 tiene en consideración, entre otros factores, el salario y el conocimiento del idioma Ingles.

Tras cinco años de residencia continua, los detentores de visa podrán aplicar para el derecho de residencia permanente. El requisito de la continuidad, sin embargo, no es facil a probar.

Ciudadanos británicos en Europa.

Para los 1.3 millones de ciudadanos británicos que viven o residen habitualmente en las naciones europeas el voto del referéndum se ha traducido en una profunda incertidumbre.

No existe miedo fundad para que los expatriados británicos sean expulsados, si bien una nueva forma de libertad de movimiento debe ser negociada con la UE en poco tiempo.

Algunos expertos han argumentado que los expatriados británicos que viven en la UE en el momento de Brexit tendrían “derechos adquiridos” en virtud de la Convención de Viena de 1969 sobre el derecho de los tratados.

  • Esta convención de la ONU establece las normas que deben respetarse en relación con los tratados internacionales, y el artículo 70, establece que, salvo pacto en contrario, si un tratado se termina o cambia, esto no afectará a ningún derecho u obligación de las partes derivadas del Tratado antes de su terminación.
  • El recurso a este criterio es importante, ya que no existe una cláusula de “supervivencia” con tales efectos en los Tratados Fundamentales de la UE.
  • Aun así, la Convención se refiere a los derechos de un estado a otro, y sería difícil para sujetos privados invocar sus efectos ante los tribunales europeos.

En conclusión, la Convención de Viena no parece ser una solución viable para el derecho de residencia, que dependerá por completo de las próximas negociaciones.

Incluso en el caso que sea reconocido aplicable, los derechos adquiridos no se extenderán más allá de los derechos de residencia y de propiedad, y los derechos a las prestaciones sociales, pensiones y asistencia sanitaria quedaran excluidos.

La falta eventual (e improbable) de los acuerdos bilaterales podría llevar al extremo de que un ciudadano británico que posea propiedades inmobiliarias en España no sería capaz de disfrutar de ella más de 90 días al año, debido a la falta de un permiso de residencia.

Los recién llegados también podrán enfrentarse a requisitos de residencia más estrechos, particularmente si Gran Bretaña impone nuevos requisitos a los nacionales de la UE.

Es posible que también los actualmente expatriados se enfrentaran a nuevas cargas administrativas, incluida la obtención de permisos de residencia y permisos de trabajo así como impuestos de propiedad más altos.

Es posible que los Británicos también deban solicitar Tarjeta Azul para trabajar en la Unión.

Los británicos empleados por empresas extranjeras en un estado miembro de la UE, que cobran en euros y están cubiertos por la seguridad social de su país de acogida tienen poco que temer. Pero para aquellos que dependen de los ingresos del Reino Unido, el tipo de cambio es una preocupación obvia e inmediata.

Por supuesto, si la libra se mantiene débil muchos extranjeros podrán aprovechar la oportunidad para volver a entrar en el mercado inmobiliario británico.

En resumen, no hay certeza acerca de lo que será el futuro, puesto que los derechos de los expatriados no se pueden garantizar y estarán sujetos a negociación bilateral.